Hay un factor educativo muy importante que es el de enseñar a los niños, desde pequeños, a tolerar la frustración. La sociedad tan exigente y veloz en la que vivimos, donde las metas deben conseguirse con eficacia y rapidez, lleva a que los niños no valoren el proceso de aprendizaje como un reto en el que el ensayo y el error forman parte de generar una habilidad. Así, ante cualquier aprendizaje que no les sale a la primera, se enfadan y se frustran fácilmente, aumentando la agresividad de sus conductas y disminuyendo su motivación intrínseca para volverlo a intentar.
Cada vez hay más personas que parecen vivir exclusivamente en una realidad optimista, donde reinan las sonrisas y los buenos pensamientos. La dictadura del positivismo se impone en nuestra sociedad y analizamos con la ayuda del experto, Cristian Cruz, psicólogo del Gabinete Danae, este fenómeno para averiguar todas sus caras. También las más oscuras.
Y es que es inevitable hacerse un montón de preguntas respecto a este tema. ¿Es realmente posible ser siempre positivo? ¿Qué significa ser positivo? ¿Significa forzar pensamientos optimistas y felices para superar situaciones difíciles? ¿Significa intentar sonreír durante 12 horas seguidas para proyectar felicidad?
Para Cristian Cruz esta subcultura del libro de autoayuda que promete una vida plena, feliz y de éxito si nos esforzamos lo suficiente en parte puede ser cierta: «porque una predisposición positiva y disfrutar de fantasías optimistas genera ciertos estímulos que nos ponen en marcha».
Pero también lo considera algo efímero: «pensar de forma positiva puede aliviarnos momentáneamente y resulta muy tentador tener en nuestras manos la solución para lo que necesitamos. Puede que en algunos casos sea el input perfecto para sobrepasar un obstáculo, pero no es un recurso para todos«.
¿Qué pasaría si alguien que está triste afronta ese momento con un falso optimismo? La tristeza nos ayuda a tomarnos un espacio en el que cuidarnos y dejarnos cuidar en el sufrimiento. Intentar suprimir esto tendrá, sin lugar a dudas, un efecto negativo en nuestra salud.
Ser excesivamente positivo puede ser incluso un síntoma de un trastorno emocional: Las personas que sufren un trastorno bipolar pasan por estados de un excesivo positivismo llamados «manía» que pueden interferir con la realidad que están experimentado y provocar que se enganchen en una conducta potencialmente autodestructiva (conducir a una gran velocidad, robar, tomar demasiadas drogas… porque ‘todo es maravilloso y nada puede dañarme’).
La dificultad para soportar el aburrimiento, la tristeza, el dolor o el enfado no se soluciona tomando como referencia un estilo de vida como el que nos propone Mr. Wonderful. Se nos hace muy pesado acompañar a una persona que está sufriendo y huimos también de nuestro malestar, «intentar tapar un problema o cubrir un estado de ansiedad con una cara alegre puede conseguir justo el efecto contrario, que la situación empeore pues estamos intentando tapar ese problema sin resolver. A esto se refiere Cristian Cruz, que además defiende que es mejor no enmascarar un problema e identificar la situación lo antes posible para poder resolverla.