El proceso es sencillo. Se trata de depositar un poco de saliva en un tubo mediante un pequeño embudo. Una raya nos indica la cantidad exacta que debemos escupir. En las instrucciones se advierte de que nos abstengamos de comer, beber, fumar o mascar chicle media hora antes y se aconseja que nos masajeemos las mejillas durante entre dos y cinco minutos para producir la saliva suficiente. Hay que tratar de no hacer burbujas y de evitar la mucosidad porque puede influir en el resultado.
Su kit, que esperan que salga a la venta en noviembre, incluye un formulario de solicitud y un consentimiento informado que hay que cumplimentar, firmar y enviar junto a la muestra. El tubo debe quedar identificado con las iniciales y la fecha de nacimiento del paciente y con una pegatina con código QR que se pega también en el formulario. Una vez que todo está listo, el último paso consiste en llamar al número de teléfono facilitado para la recogida, nuevamente, a través de un servicio de mensajería.
Los kits pueden adquirirse por 120 euros, un precio similar al de las otras PCR, El informe que se recibe puede mostrar tres situaciones: positivo, negativo o indeterminado. Las dos primeras están claras. La tercera significa que probablemente se esté al principio o al final de la infección por lo que se recomienda repetir la PCR para determinar ante cuál de las dos circunstancias nos encontramos. Y siempre es aconsejable consultar los resultados con nuestro médico.