Ha llegado el momento de poner fin a mi trayectoria al frente del Kiosco. El cierre a 59 años de historia. Una historia de la que he formado parte durante 31 años y de la que estoy orgulloso por el enorme afecto y cariño que he recibido siempre por parte de nuestros clientes.
Es realmente complicado para mi transmitirles esta noticia. Las consecuencias de una situación nefasta para todos, la pandemia y las exigencia sanitarias hacen prácticamente imposible nuestra permanencia.
No me gustaría cerrar esta historia sin antes explicar el motivo. Y es que las exigencias sanitarias, y todas las medidas impuestas (acotación del espacio, mesas y sillas para los clientes) no son aprobadas por la Diócesis de Canarias (actual arrendadora del Kiosco). Él área de Salud de Fuerteventura ha sido clara con nosotros, y sin duda, cumplir la normativa era fundamental. Es por ello, que realizamos todos los cambios especificados con el objetivo de seguir abiertos.
Acto seguido, comunicamos a la Diócesis dicho informe con todas las medidas detalladas. A lo que nos han respondido, en reiteradas ocasiones, que no nos autorizan a realizar dicha instalación.
Nuestra intención nunca ha sido llegar a este punto, pero ser autónomo y mantener una empresa conlleva unos gastos a los que debo hacer frente. Pero a los que sin duda, cerrados como establecimiento, no podríamos cumplir.
Días después, recibimos un burofax de la Diócesis de Canarias comunicándonos que rescinden el contrato y que debemos entregar las llaves.
Y es así, en solo tres semanas, como nos obligan a poner fin a toda una vida de trabajo, esfuerzo, dedicación, y cariño.
El kiosco ya no será lo mismo. Pero sin duda, su historia no dejará de formar parte de nosotros. Del pueblo majorero. Y de los vecinos de Puerto del Rosario.